Estación de Hijate

ESTACIÓN DE HIJATE

Estación cerrada hace más de 30 años, último jefe que pasó por ella: Baltasar Oller Trabalón

El tren de los años cincuenta, ¡Qué maravilla! En él se llegaba a todas partes, viajar entonces era de ensueño, no sería tan rápido como el ave, pero era más familiar, más acogedor y más ameno.

Era el tren de los pasajeros de todas la clases y niveles, aunque había alguno de sus vagones que ponían de primera, todos llegaban a su destino al mismo tiempo. En su recorrido a distancia tenías tiempo de todo, había comunicación, diálogo, conocías a gente sencilla, a ingenieros, políticos, hacías amistades hasta con el maquinista. En sus paradas ibas a cantina y charlabas con las chicas que paseaban, esperando algún piropo, comprabas alguna botellita de vino y de nuevo en ruta, comías de tu mochila, compartías algún brindis con los compañeros. A su vez disfrutabas de aquel paisaje, de la madre naturaleza y de aquella paz que reinaba en estos lugares. Las grandes ciudades estaban contaminándose, los avances del progreso nos empujaban a subir en otros vehículos más preciosos y modernos, teníamos que vivir más deprisa, había que dejar atrás todo lo bueno a más velocidad.

En consecuencia, en el año 1979 murió el tramo de ferrocarril Lorca – Baza, afectó a centeneras de familias y frenó el desarrollo de varios pueblos en la cuenca del Almazora. Pero era preciso dar el salto de la innovación, desde entonces la lucha por llegar los primeros ha sido imparable con el firme propósito de reducir las distancias de los pueblos en un gran porcentaje con esas lujosas máquinas de alta velocidad. Hoy la ciencia ha logrado viajar a modo de pájaro, y yo me pregunto ¿ Para que tenemos que correr tanto? ¿Qué hemos conseguido? Tal vez aumentar las diferencias de clases. A las nuevas generaciones no sabemos lo que les quedará por ver, de lo que si estoy seguro es que este carruaje y nunca lo van a alcanzar.